¿Qué es el autismo?
El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), es un trastorno complejo del neurodesarrollo basado en un gran abanico de afecciones que se caracterizan por retos en las habilidades sociales, comportamientos repetitivos, el habla y la comunicación no verbal. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU (Centers for Disease Control and Prevention) el autismo afecta a uno de cada 68 niños.
A causa de ser un trastorno del espectro, cada persona posee un conjunto diferente de fortalezas y desafíos. Es decir, no hay un tipo exclusivo de autismo, la mayoría de ellos están influenciados por una mezcla de factores genéticos y ambientales. Por esa razón, las personas con autismo aprenden, reflexionan y solucionan los problemas de formas variables.
Los indicadores del autismo suelen aparecer, normalmente, entre los 2 o 3 años de edad, aunque cabe destacar que cada vez se identifican mucho antes, aproximadamente, alrededor de los 18 meses. La investigación ha demostrado que la intervención temprana conduce a resultados positivos a lo largo de la vida de las personas con autismo.
¿Qué síntomas son los de una persona autista?
Para clarificar los tres ámbitos principales de las afecciones, clasificamos los tres básicos en verbal, comunicativo y afectivo. Normalmente, algunos van acompañados de conductas obsesivas.
Respecto al plano de las habilidades verbales y comunicativas, en general las personas con autismo presentan habilidades de interacción diferentes a las de los demás. Podemos encontrar personas autistas que no utilizan ningún lenguaje y otras con un lenguaje fluido, aunque exista siempre un conflicto en la comunicación con los demás ya que presentan un repertorio limitado de intereses y conductas.
En el plano afectivo, las personas autistas pueden expresar sus sentimientos y emociones de forma diferente a como se hace usualmente, puesto que utilizan pautas poco comunes que, en ocasiones, pueden ser no comprendidas en primera instancia. Normalmente, tienen dificultades para expresar sus sentimientos y emociones e identificarlos en los demás.
Para ejemplificar algunos signos concretos del autismo, a continuación se presentan diferentes casos específicos que son significativos para su detección:
· Desde la infancia, no se acostumbra a realizar contacto visual.
· No suele haber atención compartida (no indican con el dedo, balbucean o emiten gestos significativos para llamar la atención sobre algo).
· En ocasiones, existe una falta de respuesta a su propio nombre.
· Suele existir una pérdida en las habilidades sociales o de lenguaje previamente adquiridas (generalmente durante el segundo año de vida).
· Puede haber respuestas desproporcionadas a la información sensorial.
· Realizan movimientos inusuales de balanceo, aleteo o giros.
· Existe una dificultad para jugar o interactuar con compañerxs.
· Existe una dificultad para entender el lenguaje corporal, los gestos y el tono de voz.
· Suele haber un interés obsesivo por un tema en particular.
¿Qué intervenciones existen para el autismo?
Aunque el autismo está considerado como un trastorno del neurodesarrollo, su diagnóstico no se lleva a cabo mediante pruebas médicas, sino que se tienen en cuenta las conductas y el historial de la persona. Por esa razón, cabe destacar el importante rol que desempeñan algunos profesionales de la salud, entre ellos lxs psicólogxs y lxs neuropsicólogxs.
Para un diagnóstico competente, el/la psicólogx debe tener una amplia experiencia y conocimiento sobre la extensa gama de síntomas asociados con el TEA, y recurrir a múltiples fuentes de información (entrevistas, observación de conducta, pruebas de habilidades cognitivas y lenguaje, exámenes médicos que descarten otras afecciones, etc).
En referencia a los métodos de intervención, existen diferentes tipos de tratamiento como la integración educativa, los programas conductuales, los programas de aprendizaje, la terapia conductual…
A continuación, destacamos algunas de las metodologías más usadas en la intervención con niños y niñas con TEA. Por una parte, la metodología TEACCH tiene como objetivos aportar estrategias para la socialización, desarrollar y favorecer el aprendizaje y la autonomía y mejorar la adaptación del alumnado en el ámbito escolar. Para ello, se fundamenta en la enseñanza estructurada y tiene muy en cuenta los aspectos como: prestar atención al tiempo de la actividad, el espacio y el uso de este, los sistemas de trabajo, teniendo valorando el material y los espacios organizados y/o el uso diario de la agenda.
Por otra parte, estaría el modelo Denver, basado en los principios del análisis conductual aplicado. Este modelo busca hacer una evaluación global y establecer objetivos de trabajo de todas las áreas afectadas respecto a su desarrollo, desde la motricidad y/o autonomía hasta la comunicación y el lenguaje.
¿Cómo ayuda la psicoterapia en el autismo?
El objetivo de la Psicoterapia es ayudar a las personas con TEA y sus familias a desarrollarse mejor en su vida diaria y enfrentarse a los desafíos y obstáculos que pueden encontrarse. Por esa razón se llevan a cabo:
· Tratamientos para controlar la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo.
· Tratamientos para ayudar a manejar los problemas de sueño y alimentación que a menudo coinciden con el TEA.
· Mantener grupos de habilidades sociales para mejorar las habilidades de conversación, la comunicación no verbal y el juego.
· Psicoterapia individual para fomentar y mejorar las relaciones familiares.
«Comprender mejor las causas del autismo permite que las intervenciones y servicios se personalicen y sean más precisos». En última instancia, el objetivo es ofrecerles a las personas con autismo las mismas oportunidades para que elijan la vida que quieran» – Dra. Gilotty.
