Núria Barrufet
Psicoterapeuta infantojuvenil y de adultos, terapeuta de EMDR infantojuvenil y adultos.
Graduada en Psicología con Máster en Psicología General Sanitaria y con formación en Terapia familiar e Intervenciones Sistémicas.
Siempre había pensado que mi futuro profesional estaría cerca de los/las niños/as pequeños/as. Tenía claro que mi pasión era dedicarme a la infancia y todo lo que ello conlleva. Sin darme cuenta me topé con la psicología y me emocionó y cautivó desde el inicio. Poder compartir esta etapa tan importante de la vida me parece un regalo. No solo de los más pequeños, también de la etapa de cambios que significa la adolescencia, un gran camino por el cual acompañarlos. En este proceso, es fundamental tener en cuenta que el desarrollo y el bienestar, tanto de niños como adolescentes, está influenciado por su entorno familiar. La familia proporciona un contexto emocional, social y de desarrollo donde crecer, por lo tanto, juega un papel crucial en el proceso terapéutico y en mi forma de entender la terapia infantojuvenil, es esencial vincular a la familia en todo el proceso. Esto nos permite entender las dinámicas familiares que pueden estar afectando al menor, crear un espacio de apoyo donde podamos aprender y crecer, facilitando la implementación de estrategias y promoviendo un cambio positivo para el bienestar del sistema familiar. Para poder tener un enfoque más integral, es importante tener en cuenta también el entorno escolar. Que puede incluir la colaboración entre psicólogas, educadores y familia, ofreciendo un espacio para compartir información y tener una visión más amplia y cooperativa.
Mi experiencia laboral se inició con los más pequeños, acompañándolos en su proceso de desarrollo temprano. Poco a poco, mi especialidad se centró en la atención de niños/as con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y sus familias. Esto me permitió formarme en relación a este trastorno y cómo ayudar en su desarrollo y el acompañamiento de sus familias.
Con el tiempo, se despertó un interés por la terapia de adultos. Había tratado con muchas personas, pero siempre desde la perspectiva de padre o madre. Me generó curiosidad la idea de acompañarlos en sus procesos terapéuticos individuales. Desde mi visión, el proceso terapéutico se centra en crear un entorno de seguridad y de confianza, donde poder expresarse libremente. La visión terapéutica se basa en la personalización del proceso para cada persona que está sentada en frente. Poder escuchar cuál es vuestra necesidad e historia de vida, es clave para adaptarnos y trabajar de forma colaborativa, adaptando las técnicas terapéuticas a las necesidades en ese momento.
Me he formado como terapeuta en la técnica de EMDR, para poder trabajar situaciones y vivencias traumáticas, tanto en población infantojuvenil como con adultos.
Definiría mi enfoque terapéutico como integrador, cada enfoque psicológico nos puede aportar diferentes puntos de vista y aspectos válidos para la terapia, eso nos permite adaptar el proceso a las necesidades individuales y únicas de cada persona, respetando siempre los tiempos de cada uno.
