Definiríamos infidelidad como el involucramiento afectivo y/o sexual con una persona distinta a la pareja (dependiendo siempre de los acuerdos que se tengan dentro de ella). Cuando la infidelidad se hace presente en un vínculo amoroso, cosa que afecta a muchas parejas, se genera una crisis y/o ruptura significativa de los vínculos seguros que habíamos creado. Estos procesos de crisis van acompañados de una intensa angustia y ansiedad, dado que la fractura de ese vínculo supone una pérdida de la confianza en la pareja.
Desde 2005 existe un término nuevo denominado “estrés postinfidelidad” y hace referencia a las similitudes emocionales de la infidelidad y el trastorno de estrés postraumático. Con este término, se quieren visibilizar las afecciones de las personas cuando experimentan esta situación, debido a la profunda huella emocional que deja. Si bien la infidelidad tiene varias interpretaciones, sabemos que la superación de la experiencia conlleva diversas etapas.
Etapas
Mayoritariamente, en el proceso de sanación tras una infidelidad no se sigue un orden lineal. Las etapas más
Mayoritariamente, en el proceso de sanación tras una infidelidad no se sigue un orden lineal. Las etapas más comunes son las siguientes:
- Shock emocional
La noticia es un golpe emocional contra la realidad. El desconcierto, la confusión y la desorientación relucen y cuando sucede, la conmoción emocional se expresa a través de la incredulidad y/o negación. Se viven infinidad de sensaciones en un periodo corto de tiempo y tenemos reacciones psicológicas y fisiológicas inesperadas.
- Enfado, ira, resentimiento
Todas las emociones relacionadas con la rabia, el odio, la frustración, la venganza, etc., se sienten intensamente, ya sea hacia unx mismx y/o hacia la otra persona.
- Tristeza y desconsuelo
Podría decirse que esta etapa es una de las más intensas. Toda pérdida implica su duelo pertinente y la ruptura de un vínculo significativo conlleva la pérdida de la confianza y la esperanza depositada en la relación, ya que se pone fin a muchos de nuestros sueños y planes compartidos.
Además, se experimenta una sensación de vacío, pensamientos negativos, amargura, desesperanza… que pueden encaminar una etapa de depresión.
- Reconexión con unx mismx
Poco a poco, aunque con dolor y normalmente “por obligación”, se retoman actividades, planes y relaciones que habían perdido prioridad mientras estábamos en pareja. Es importante empezar a recobrar la pasión por nuevos intereses y propósitos. El tiempo y energía que antes se dedicaba a la antigua persona, ahora se redirecciona hacia la creación de otros proyectos. De alguna manera, nos reconstruimos y nos reencontramos con un amor propio que nos ayuda a conectar de manera más profunda con nosotrxs mismxs. En esta etapa, también entra la aceptación de lo ocurrido y poder llegar a gestionar un buen cierre de la ruptura o, en algunos casos, darle otro inicio a la relación.
Consecuencias psicológicas de una infidelidad
Generalmente, la principal consecuencia es la hipervigilancia. Los seres humanos creamos vínculos que nos unen con los demás y, a través de los cuales nos alimentamos. Cuando nos sentimos atacados y/o traicionados, sentimos la necesidad de alejarnos para no sufrir más y, por otro lado, no deseamos romper ese vínculo que nos une.
El haber sufrido infidelidad por parte de tu pareja, desencadena una hipervigilancia para que no vuelva a ocurrir. Claros ejemplos de la hipervigilancia son: querer saber dónde está, con quién habla, qué está haciendo, etc. La infidelidad daña nuestro sistema de apego y esa traición nos despierta el agobio y el estrés, cosa que nos lleva a más desconfianza si cabe.
¿Cómo ayuda la terapia en estos casos?
Es importante tener presente que, aunque el dolor es inevitable, siempre hay un camino por recorrer. El tiempo, el apoyo y la aceptación hacen que sea posible recuperarse y superarlo. Por esa razón, en terapia se desarrollan mecanismos terapéuticos para tratar los efectos negativos de la infidelidad. De esta manera, se crean estrategias en conjunto para desbloquear los posibles efectos traumatizantes y poder así afrontar nuevas situaciones de manera más saludable.
Con el acompañamiento profesional es posible gestionar el dolor y continuar nuestro camino a la sanación emocional.