Hacer y recibir críticas es una estrategia básica para solucionar los problemas y los conflictos personales. Se trata de una habilidad social que todas las personas podemos aprender, mejorar e incorporar en nuestro repertorio de conducta.
Normalmente, cuando recibimos una crítica solemos experimentarla como un ataque personal, un comentario hiriente y en algunos casos vergonzoso. Como respuesta, casi de forma automática, ponemos en marcha nuestros mecanismos de defensa.
Muchas veces, en lugar de escuchar, reflexionar y extraer lo positivo que nos podría aportar la opinión de la otra persona, pasamos rápidamente a contraatacar, y muchas veces de manera poco adecuada.
Antes de cualquier tipo de reacción, es importante reflexionar sobre varias cuestiones como cuál es el objetivo de la persona que nos critica, el porqué lo hace y/o qué motivos tiene.
¿CÓMO ACEPTAR LAS CRÍTICAS?
Crear una crítica y, a su vez recibirla equivale a asumir que no siempre podemos estar de acuerdo en todo. De hecho, es muy probable que surjan situaciones tensas con los demás y que para afrontarlas eficazmente tendremos que poner en marcha nuestras habilidades de comunicación.
Lo primero que debemos pensar es que todas las críticas son constructivas hasta que no veamos algo que nos indique lo contrario. Eso nos permite sacar todo el partido de las opiniones y, en caso contrario, podremos identificar las críticas destructivas que nos hagan. Nuestra actitud es fundamental a la hora de responder adecuadamente a una crítica.
Permanecer tranquilxs es fundamental para no entrar en discusiones innecesarias. Por esa razón, es importante mantener una distancia emocional antes de decidir si la crítica nos resulta de utilidad o no.
Además, hay que poner en práctica la escucha activa y la empatía para intentar entender cómo se siente la otra persona y cuál es su intención. Si lo consideramos oportuno, también podemos pedir más información sobre la opinión de la persona que nos está realizando la crítica. De esta manera, podemos conseguir que la persona prescinda de quejas vagas y recurra a peticiones más reales y específicas.
No siempre las personas que señalan algo negativo lo hacen para ayudarnos a ser mejores. A veces, la crítica destructiva es fruto del rencor o de una frustración personal.
Es importante saber distinguirlas y no dejarse llevar por esos sentimientos perjudiciales. Por último, es importante comprender que una crítica hecha con buena intención puede ayudarnos a ser mejores personas y a observar cuestiones que no habíamos podido ver por nuestra cuenta.
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