Marcos, de 34 años, acude a consulta motivado por su mujer, quien le ha insistido en buscar ayuda tras varios conflictos en su relación sumados a conflictos laborales. Según ella, Marcos parece incapaz de expresar afecto, evita mostrar vulnerabilidad y, cuando algo no sale como espera, tiende a reaccionar con explosiones de ira. En su primera sesión Marcos dice: «No sé qué espera de mí. Siempre he hecho lo que se supone que un hombre debe hacer»; «Mi mujer dice que no le muestro nada, pero es que yo no sé cómo hacerlo sin parecer débil».
Este patrón no es exclusivo de Marcos, sino que se relaciona con lo que ya comentó Connell (1995) denominado masculinidad hegemónica, un modelo cultural dominante que presiona a los hombres para que se adhieran a normas rígidas sobre cómo deben comportarse. Esta masculinidad hegemónica define lo que significa ser un «hombre de verdad», enfatizando características como la autosuficiencia, la dureza y la supresión emocional.
La masculinidad tóxica: Un obstáculo para la salud emocional
La masculinidad tóxica es una manifestación de la masculinidad hegemónica. Se caracteriza por la creencia de que los hombres deben ser fuertes, agresivos y emocionalmente controlados, reprimiendo cualquier muestra de vulnerabilidad, como tristeza o miedo. Esta visión no solo afecta la salud emocional de los hombres, sino que también puede tener efectos negativos en sus relaciones y en su bienestar general (Wilson, 2022).
El impacto de las creencias interiorizadas
Marcos había crecido con creencias como «los hombres no lloran», «no puedes mostrarte débil» y «siempre tienes que ser el que tiene el control», reforzadas a lo largo de su infancia, donde su padre, un hombre reservado y distante, le transmitió la idea de que los hombres no deben mostrar emociones. Estas creencias limitantes no solo afectaban su bienestar emocional, sino también su relación de pareja, ya que se sentía incapaz de abrirse y compartir sus sentimientos más profundos.
Estudios recientes como el de Karakas et al. (2023) demuestran que estas expectativas culturales y la conformidad con normas de género están asociadas a problemas emocionales, como la dificultad para reconocer y gestionar la vulnerabilidad, así como a un mayor riesgo de ansiedad y depresión. En el caso de Marcos, estas normas se manifestaban en explosiones de ira, conflictos en su relación y una desconexión emocional consigo mismo. Sin embargo, esta internalización de las normas sociales influye no solo en la vida de Marcos, sino en la de muchos hombres.
La intervención terapéutica: Un enfoque integral para transformar creencias y conductas
Para ayudar a Marcos a traspasar estos patrones, trabajamos a través de varias estrategias terapéuticas basadas en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y en el Modelo de Sistemas de Familia Interna (IFS). Con el propósito de ayudarle a cuestionar y modificar las creencias limitantes que había internalizado sobre lo que significa ser un hombre.
- Reconociendo y aceptando las creencias limitantes
Marcos aprendió a identificar y aceptar las creencias que había interiorizado, como «un hombre debe ser fuerte y nunca llorar», sin juzgarse por ellas. Este enfoque, le permitió entender que estas creencias fueron útiles en su entorno familiar, pero ya no servían para su bienestar actual. A través de la aceptación, Marcos empezó a reconocer que la vulnerabilidad es una parte natural de la experiencia humana.
- Reconectando con la vulnerabilidad a través de identificar sus partes
Se exploraron las «partes» internas de Marcos, identificando aquellas que podían estar en conflicto. Esto incluyó trabajar con la parte que temía mostrarse débil y la que buscaba mantener el control. Al dar espacio a estas partes para expresarse, Marcos comenzó a abordarlas con compasión y a integrar sus emociones de forma más saludable, lo cual es una estrategia avalada por Schwartz & Sweezy (2019).
- Desarrollando habilidades emocionales y de comunicación
Además de trabajar con sus creencias y emociones internas, aprendimos técnicas de regulación emocional, como la respiración consciente y la comunicación asertiva. Estas prácticas ayudaron a Marcos a manejar sus reacciones impulsivas y a expresar sus emociones de una manera que no solo fuera saludable para él, sino también más comprensible para su pareja. Estudios recientes han demostrado que las personas que practican estas estrategias de regulación emocional tienden a ser más empáticas y aceptantes en sus relaciones, lo que contribuye a una mayor satisfacción y conexión emocional (Tartakovsky, 2023).
El caso de Marcos ilustra cómo la internalización de la masculinidad tóxica puede convertirse en un obstáculo significativo para el bienestar emocional y las relaciones interpersonales. Sin embargo, mediante un enfoque terapéutico integrativo, Marcos pudo transformar su relación con sus emociones, aceptando su vulnerabilidad y comunicándose de manera más efectiva. Este proceso le permitió construir una masculinidad más auténtica y saludable.
Artículos relacionados
Bibliografia
Connell, R. W. (1995). Masculinities. University of California Press. https://archive.org/details/masculinities0000conn
Karakas, M., et al. (2023). Exploring the relationships between masculinity norms, emotional health, and interpersonal dynamics. Journal of Men’s Health, 19(4), 345-360. https://doi.org/10.22514/jomh.2023.111
Michael J. W. (2022). Cultivating positive masculinity is mental health promotion for boys and men, Health Promotion International, 37 (4), 1-2. https://doi.org/10.1093/heapro/daac121
Schwartz, R. C., & Sweezy, M. (2019). Internal Family Systems Therapy (2nd ed.). Guilford Press. https://books.google.es/books?id=ScqYDwAAQBAJ
Tartakovsky, M. (2023, September 13). Breathwork techniques: 10 powerful practices to reduce stress and boost your health. Positive Psychology. https://positivepsychology.com/breathwork-techniques/