¿Qué es el síndrome del impostor?
Fue la doctora Pauline Clance quien describió por primera vez “el síndrome del impostor”. Este síndrome abarca todos los sentimientos propios de las personas que sienten que no se merecen los logros que alcanzan. Mayormente, se adjudica este síndrome al ámbito laboral, pero cabe destacar que puede aparecer en cualquier faceta de la persona: académica, laboral, social, familiar, deportiva, pareja, etc.
Las investigaciones de principios de la década de los 80 dictaminaron que dos de cada cinco personas exitosas se consideran fraudes”.
El síndrome del impostor se relaciona, principalmente, con la baja autoestima y el autoconcepto. La mayoría de las personas que lo padecen, no tienen un buen concepto de sí mismas y no se consideran capaces.
¿Cómo se manifiesta?
Los síntomas del síndrome del impostor que, normalmente, se manifiestan como más característicos son los siguientes:
· Creencia de que los logros y éxitos que obtenemos no son merecidos, todo es debido a la suerte y/o el azar, desvalorizando así nuestras capacidad individuales.
· Falta de confianza en nuestras competencias y habilidades.
· Miedo constante a sentir que “se engaña” y que pronto van a descubrir que somos un “fraude”.
· Inseguridad constante.
· Falta de confianza en ámbitos académico, laboral y social.
· Baja autoestima.
· Episodios de ansiedad, tristeza, desesperanza sin motivo aparente.
Tipos de síndrome del impostor
· Perfeccionista: nunca nos sentimos satisfechos con nuestro trabajo, nuestra persona, carácter, etc. Todo lo que se lleva a cabo está condenado a la insatisfacción porque nunca está como deseamos que esté.
· Experto: se caracteriza por la constante ansia de acumular conocimiento, sintiendo que nunca se sabe lo suficiente para ser realmente competente. Por esa razón, necesitamos seguir formándonos porque sentimos miedo y dudas de aplicar lo que ya sabemos por miedo a fracasar.
· Superhéroe/superheroína: este tipo de síndrome es el más común, se caracteriza por hacer más que el resto para demostrarnos a nosotrxs mismxs que somos más competentes que lxs demás.
· Genio frustrado: aún siendo personas excepciones en su ámbito, la idea de no ser competente en muchas más facetas, inquieta y hace pensar que no son buenas en nada.
· Solitario: les cuesta pedir ayuda o consultar dudas con otras personas puesto que sienten miedo a que, si lo hacen, las otras personas descubran que no son tan brillantes como la mayoría asume.
¿Cómo superar el síndrome del impostor?
A continuación se presentan diferentes herramientas para poder enfrentarnos al síndrome del impostor. Al tener que abordar, directamente, cuestiones de autoconcepto y autoestima, casi todos los recursos se centran en autocuestionarse diferentes aspectos.
· Plantearse qué significa para nosotrxs el fracaso, qué concepción tenemos de él y por qué lo toleramos o no.
· ¿Qué relación tenemos con nosotrxs mismxs? ¿Nos consideramos valiosxs?
· ¿Cómo nos hablamos? ¿Cuál es nuestro lenguaje interno? ¿Es compasivo? El lenguaje interno es una base fundamental para el diálogo que le damos a nuestro “impostor interno”.
· ¿Nos sentimos valoradxs por nuestro entorno? Las relaciones que hayamos mantenido son básicas para saber cómo nos han tratado, valorado y/o menospreciado, en diversos casos. Si nos han tratado mal con anterioridad, quizás hayamos aprendido a hacerlo también con nosotrxs mismxs.
· ¿Cómo es nuestro nivel de autocrítica? ¿Tenemos un “nunca es suficiente” integrado?
Analizar nuestro autoconcepto es clave para entender cómo está siendo nuestra experiencia interna Es imprescindible saber identificar qué expectativas tenemos y cómo nos concebimos respecto a estas. Conectemos con la parte de nosotros que no se siente impostora, que sabe el esfuerzo, experiencia y conocimientos que tenemos detrás.
Si te sientes identificadx con el síndrome del impostor y deseas gestionarlo y deshacerte de este sensación constante de invalidación, recuerda que no estás solx. Estamos aquí para ayudarte.
Bibliografía y documentos relacionados
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