“El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso” – Erich Fromm
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
El concepto de responsabilidad afectiva implica tener en cuenta lo que sentimos, lo que sienten las otras personas y las consecuencias de nuestras propias acciones en el otro. Es decir, ser más responsables con nuestras propias emociones y las de los demás.
De hecho, es un elemento clave si queremos mantener relaciones saludables ya que trabajar la responsabilidad afectiva nos hace cargo de nuestras acciones y, en consecuencia, mejora los vínculos basados en la empatía.
Para concretar, según Martínez (2002) la responsabilidad afectiva es tener conciencia de que las relaciones y, en especial, los vínculos que se crean en ellas están formadas por varias personas, no solo por nosotros mismos y que todas las personas implicadas tienen sentimientos y necesidades.
¿Qué es ser responsable afectivamente?
La responsabilidad afectiva implica muchos componentes diferentes. A continuación se presentan algunos de ellos:
· Empatía: habilidad para identificarse con otras personas, comprender sus pensamientos, sentimientos y emociones con tal de compartirlos.
· Comunicación asertiva y escucha activa: el expresar cómo nos sentimos, qué pensamos y qué nos generan las diferentes situaciones que vivimos es clave para poder comunicarnos. Además, saber escuchar a los demás sin juicios es la mayor aportación que podemos hacer para la escucha activa.
· Negociación: siempre va a haber perspectivas opuestas y no siempre vamos a estar de acuerdo en todo y, por eso, es importante decir lo que sentimos y queremos y consensuar con la otra persona para el beneficio de ambas partes.
· Respeto: es de vital importancia respetar las diferentes opiniones y/o puntos de vista de los demás.
· Límites: saber poner límites nos permite saber y hacer saber hasta dónde estamos dispuestxs a llegar y conocer hasta dónde estamos preparadxs para gestionar lo que esté en nuestras manos.
· Consecuencias: todas nuestras acciones tienen consecuencias en lxs demás. Por esa razón, es importante reflexionar sobre qué malestar podemos causar en otras personas si están implicadas en nuestras decisiones.
¿Qué es no ser responsable afectivamente?
· Cuando no respetamos los límites de las otras personas, rompemos con la seguridad que se establecen en los vínculos afectivos.
· Invalidar las emociones, ya sean las nuestras o las de lxs demás.
· Cuando hay falta de comunicación afectiva, tendemos a adivinar las necesidades de las otras personas e, incluso, las nuestras. Esperamos que las personas sepan lo que necesitamos sin haberlo expresado, cosa que lleva a decepciones y conflictos.
· Mentir u ocultar información importante para que nos conozcan y nosotros conocer a la otra persona.
· Jugar con las ilusiones de lxs demás y no ser 100% sinceras en todo momento.
· Las expectativas: Debemos recordar que no somos responsables de cumplir las expectativas de nadie ni, nadie debe cumplir con las nuestras. Todxs somos responsables de nuestras actitudes y las actitudes que aceptamos recibir.
Superar los conflictos en nuestras relaciones nos aporta una mayor estabilidad en nuestros vínculos y, además, nos da la oportunidad de poder ayudar a los demás si observamos el conflicto como una oportunidad para desarrollar y mejorar nuestras habilidades afectivas.
Establecer acuerdos a través del diálogo, hablar con cuidado, respeto, empatía y sinceridad es la clave para llevar todas nuestras relaciones afectivas con la mayor responsabilidad que sepamos. De esta manera, es la mejor forma de cuidarnos a nosotrxs mismxs y a lxs demás.
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