Alimentarse de manera saludable va más allá de ingerir alimentos que tengan un alto valor nutritivo, también conlleva otros factores, como el aprendizaje de hábitos saludables a la hora de comer y disfrutar de las comidas en compañía.
Podemos decir que tiene un efecto directo en la salud física, psicológica, afectiva y social ya que la alimentación es una práctica social, familiar y cultural que permite a la persona, de alguna manera, ocupar un lugar.
En cierta forma, esto explica la complejidad de los factores en los trastornos de conducta alimenticia. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un conjunto heterogéneo de entidades clínicas en las que los patrones de alimentación están alterados, es decir, son un conjunto de conductas inapropiadas vinculadas a la relación con la comida. Con frecuencia, se pueden confundir dos conceptos: la conducta y los hábitos alimentarios. Un hábito alimentario se relaciona con factores como qué nos gusta comer y a qué hora, mientras que en las conductas alimentarias toman parte de procesos más dificultosos relacionados con la percepción, las emociones, las necesidades propias e influencias contextuales.
¿Qué tipos de TCA existen?
· Anorexia nerviosa: suele comenzar durante la adolescencia y se caracteriza por el rechazo a mantener un peso corporal dentro de los límites normales, de manera que la persona come mucho menos de lo adecuado para su edad, género y nivel de actividad.
· Bulimia nerviosa: se sufren episodios recurrentes de atracones durante los que se ingiere una cantidad excesiva de comida hasta sentirse desagradablemente llena. Seguidamente, para evitar el aumento de peso se acude a conductas como provocar el vómito, laxantes y/o diuréticos, practicar ejercicio físico en exceso…
· Restricción de la ingesta alimentaria: se caracteriza por la evitación de los alimentos, hasta el punto que no se suplen las necesidades calóricas.
· Ortorexia: obsesión por comer de manera saludable, evitando así una gran cantidad de alimentos que suelen llevar a la desnutrición.
· Trastorno por atracón: episodios frecuentes de atracones durante los que se pierde el control y se come en exceso, aunque no se tenga hambre.
· Vigorexia: preocupación excesiva por parecer débiles o subdesarrollados.
· Adicción a la comida: obsesión por la comida que no se puede controlar y que impide disfrutar de las comidas.
· Obesidad: la obesidad es un problema de salud que puede estar influido por diferentes factores.
· Ingesta excesiva por ansiedad o estrés: la ingesta excesiva de comida surge como síntoma a un problema por estrés o ansiedad.
· Pica: ingestión de sustancias no nutritivas que no se consideran alimentos.
Tratamiento de los TCA
Si bien la psicoterapia es importante para el tratamiento, es imprescindible que los desórdenes alimentarios se traten de una manera interdisciplinar. En esa intervención se incluye psiquiatría, medicina interna, nutrición, psicología y apoyo familiar para que se logre la recuperación adecuada.
Aunque normalmente sea un proceso largo, la psicoterapia es un tratamiento efectivo para los trastornos alimenticios. En ella, se consigue desarrollar hábitos de alimentación más saludables que permiten mantener el peso corporal adecuado, se modifican las creencias que originan las conductas erróneas, se establece una relación sana con la comida y se trabaja en la aceptación del cuerpo para desarrollar una autoimagen y autoestima óptimas.
Si crees que puedes sufrir o sabes de alguien que puede tener un TCA, busca ayuda. Recuerda, no estás solx.
Bibliografía y documentos relacionados
Nutrición, ejercicio físico y psicología. ¿Están unidos? – Parte 1 | Silvia Duran
Nutrición, ejercicio físico y psicología ¿Están unidos? – Parte 2 | Silvia Duran