Blanca, una joven vibrante y exitosa, entra en consulta con el corazón palpitante y la mente en un torbellino de pensamientos. La razón detrás de su agitación: su pareja le ha propuesto matrimonio, un gesto de amor y compromiso que, irónicamente, despierta en ella una marea de ansiedad y dudas. Aunque su amor por su pareja es profundo, el pensamiento de un compromiso de por vida desencadena en Blanca un miedo paralizante, un temor a perder su libertad y autonomía.
El apego y nuestras relaciones personales
Cuando empezamos a trabajar el concepto de apego, Blanca inicialmente lo percibe como una carga, asociándolo con la dependencia y el apego emocional excesivo. «¿Apego? ¿Estar demasiado apegada? No creo que yo tenga eso, precisamente quiero evitarlo», comenta. Sin embargo, al explicarle que el apego, conceptualizado por John Bowlby, es el vínculo emocional y afectivo que establecemos con aquellos más cercanos a nosotros, es esencial para nuestro bienestar emocional, tiene la función de protegernos y ayudarnos asegurando nuestra supervivencia de bebés y actúa como un cimiento para nuestras relaciones personales a lo largo de la vida (Bowlby, 1969), Blanca comienza a entender que el apego es necesario y positivo y no es algo de lo que podamos deshacernos.
Al explorar sus relaciones pasadas, Blanca revela un patrón recurrente de evitación emocional. “La verdad es que me cuesta mucho mantener amistades”, comenta, y empieza a recordar cómo en su adolescencia, mantuvo a distancia a sus amigos más cercanos, prefiriendo una barrera invisible que la protegiera de la vulnerabilidad. En sus relaciones románticas, confiesa cómo ha saboteado el crecimiento emocional con sus parejas, evitando conversaciones difíciles y manteniendo una distancia segura.
El apego y nuestra infancia
Cuando le recuerdo que el apego se empieza a desarrollar cuando somos pequeños con nuestros cuidadores principales y se va creando cada vez que estos responden a nuestras necesidades físicas y emocionales, (Levine y Heller 2023), Blanca, empieza a hablar de su familia y descubrimos las raíces de este patrón de evitación emocional. Ella creció en un entorno familiar donde las expresiones emocionales eran desestimadas, y la distancia física era la norma. Sus padres, estaban inmersos en sus trabajos y preocupaciones, y eso provocaba en que estuvieran físicamente presentes pero emocionalmente ausentes, dejando a Blanca con una profunda sensación de soledad y desconexión emocional.
El apego evitativo
A medida que indagamos en los diferentes tipos de apego, se hace evidente que Blanca presenta un apego evitativo. ¿Qué significa esto?, me pregunta Blanca.
- El apego evitativo se manifiesta en la infancia cuando percibimos que nuestras necesidades emocionales no son consistentemente atendidas o validadas por nuestros cuidadores. Debido a esto, desarrollamos estrategias para distanciarnos emocionalmente de nuestras figuras de apego (padre y madre) como mecanismo de defensa para no sentirnos heridos, (Esclapez, 2023).
- En la adultez, estas estrategias de afrontamiento pueden persistir, manifestándose como dificultades para confiar en los demás, evitar la intimidad emocional y mantener una distancia emocional en las relaciones cercanas. Las personas con apego evitativo pueden sentir una ansiedad subyacente en las relaciones íntimas, temiendo la vulnerabilidad emocional y la posible pérdida (Hazan & Shaver, 1987).
- Este patrón se ha entrelazado en cada aspecto de su vida, desde sus relaciones personales hasta su autoimagen y su capacidad para gestionar emociones y sus efectos son evidentes en la vida de Blanca: dificultades para confiar en los demás, miedo a la vulnerabilidad y una sensación de desconexión emocional.
El trabajo terapéutico
En nuestra terapia con Blanca, nos embarcamos en un viaje de autoexploración y sanación. A través de la empatía y la comprensión, la ayudamos a validar sus experiencias emocionales pasadas y presentes y a desenterrar las capas de protección que ha construido a su alrededor, conectando con su verdadero yo emocional. Asimismo, a través de técnicas de terapia centrada en el apego y la psicoterapia integradora, desafiamos sus patrones de pensamiento y comportamiento arraigados, fomentando una mayor autoconciencia y aceptación emocional, el desarrollo de habilidades de comunicación asertiva y la práctica de la auto-compasión para promover una conexión más auténtica consigo misma y con los demás.
En conclusión, el caso de Blanca nos recuerda que en el complejo tejido de nuestras relaciones, el apego juega un papel crucial en la forma en que nos vinculamos con los demás y con nosotros mismos. A través del trabajo terapéutico y el apoyo emocional, cada uno de nosotros puede comenzar el viaje hacia la sanación y la conexión auténtica, liberándonos de las cadenas del pasado y abrazando un futuro de crecimiento y realización personal.
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Bibliografía
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss: Vol. 1. Attachment. New York: Basic Books.
Esclapez M. (2023) Tú eres tu lugar seguro: Haz las paces con tu pasado para reconectar contigo (y los que te rodean). Bruguera.
González A. (2017) No soy yo: Entendiendo el trauma complejo, el apego, y la disociación: una guía para pacientes. Anabel Gonzalez
González A. (2023). ¿Por dónde se sale?: Cómo deshacer el miedo, aliviar el malestar psicológico y adquirir un apego seguro. Planeta.
Hazan, C., & Shaver, P. R. (1987). Romantic love conceptualized as an attachment process. Journal of Personality and Social Psychology, 52(3), 511–524.
Levine A. y Heller R. (2023) Maneras de amar. La nueva ciencia del apego adulto y cómo puede ayudarte a encontrar el amor y conservarlo. Urano.
Rison W. (2014) ¿Amar o depender? Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable. Planeta/Zenith
